Reparto: Michael
Fassbender, Brad Pitt, Javier Bardem, Cameron Diaz, Penélope Cruz, Goran
Visnjic, Dean Norris, Natalie Dormer, John Leguizamo, Rosie Perez, Bruno Ganz,
Rubén Blades, Fernando Cayo
Valoración: 2 / 10
SIN PENA NI GLORIA
Por Lucía Pérez García
“Caminante no hay camino, se hace
camino al andar” le dice, citando a Machado, el personaje
de Ruben Blades al Consejero. Pero, dime con quién andas y te diré quién eres…
Nadie
se salva en esta historia. Quien no es malo queriendo, lo es sin querer, y el
que ni lo uno ni lo otro, no termina bien. Y cuando se anda con la gente
equivocada, el camino se termina convirtiendo en una senda oscura donde el
sexo, la violencia, las drogas y las malas intenciones se esconden detrás de
metáforas y diálogos filosóficos que ocultan la luz al final del túnel.
Ni
el director, ni el vistoso reparto, ni el hecho de que se trate del primer
guión del escritor Cormac McCarthy; consiguen dar la luz necesaria a esta sombría
adpatación.
Las
actuaciones no son, ni mucho menos, excepcionales. Empezando por una Cameron Díaz
odiosa y artificial, que parece una copia mala y sin sentido de Kristin Scott
Thomas en Only Good forgives, y cuyo
personaje se puede definir en una frase: “Bendigame
padre porque he pecado”; y terminando por una Penélope Cruz a la que sigo
sin verle la gracia por ningún lado. A Barden, que después de todo es de
poquito que se salva, lo vuelven a disfrazar de cosa extravagante por alguna
razón desconocida; Brad Pitt pinta más bien poco (aunque protagoniza una de las
escenas más llamativas y sangrientas) y Fassbender, por no tener, no tiene ni
nombre.
La
imaginación de Cormac McCarthy es bastante enrevesada, perversa y gris, por no
decir negra; y sus diálogos pueden llegar a ser cansinos, más aun cuando es él
mismo el encargado de llevarlos al guión. Si tengo que elegir entre las adaptaciones
de sus novelas, me quedo con The road que,
aun siendo una de las películas más tristes que he visto, al menos te llega,
algo que aquí no ocurre en ningún momento porque, como digo, es una película
sin pena ni gloria.
A
Ritley Scott se le perdona, porque todos los directores tienen sus más y sus
menos, y él ha tenido muchos mases; pero el cine está demasiado caro para
muchas disculpas.
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