Valoración: 8 / 10
REFLEXIONES
DE UN MINION FILÓSOFO
Por Lucía Pérez García
(Se ha traducido el texto al español para evitar
confusiones)
Hola. Soy un minion, y soy la alegría de la huerta.
Te preguntarás que es
un minion. Yo también me lo he preguntado muchas veces. Como los humanos, los
minions también tenemos dudas existenciales. La cuestión surgió un día
cualquiera durante la sobremesa, porque a los minions nos encanta recrearnos en
las chácharas después de los postres. Alguien se había dejado una patata en el
plato y, al recogerlo, ésta salió rodando por la mesa. De pronto, así como
quien no quiere la cosa, nos vimos reflejados en aquel tubérculo. Un grandioso
ohhhhh llenó la sala y, desde entonces, no hemos vuelto a comprar Pringles y estamos
inmersos en una querella contra Matutano. Os reiréis, pero vosotros venís del
mono…yo no digo nada.
Pues bien, aquel descubrimiento terminó
abriéndonos las puertas del mundo del espectáculo. Los rumores de la existencia
de unas criaturas regordetas y amarillas que hablaban un idioma singular
llegaron a Hollywood y, como todo lo que llega a Hollywood, o se estrella o se
convierte en estrella. Nosotros directamente éramos unos soletes, así que no
tardaron mucho en contratarnos.
Al principio no lo teníamos muy claro, porque los minions
somos unos enamorados de nuestro trabajo. Nos encanta hacer mucho pareciendo
que no hacemos nada. Nuestra vida es una fiesta perenne. Llevamos en la cabeza
una especie de musiquita que suena a todas horas e incluimos de serie la
enfermedad del baile del sambito. Además, al ser unas criaturas parlantes que
proceden de las patatas, no tenemos más remedio que ser algo surrealistas y
blandurrias. Pero sobre todo, somos felicísimos. Directamente nos levantamos
meneando el culillo y nos acostamos bailando la samba al son de las mamachicho.
Con este ritmo de vida, ¿Quién querría cambiar? Pues nosotros. Y punto. Porque
nos pareció una idea divertida.
Nuestro primer proyecto fue la película Gru, mi villano favorito. Corría por entonces el año 2010 y
nosotros éramos nuevos, así que hacíamos novatadas (porque si los tontos son
los que hacen tonterías, los novatos son los que hacen novatadas ¿no?), a todos
los trabajadores que se cruzaban con nosotros por el estudio, y a los que no se
cruzaban, también, por el simple hecho de no cruzarse. Fue una etapa de
nuestras vidas que nunca olvidaremos.
Después de aquello, los mismos directores nos ofrecieron
hacer una segunda entrega que, como todas las segundas partes, se llamaría
igual pero con un dos de por medio: Gru
2, mi villano favorito, porque los ponedores de títulos tienen una
imaginación tremenda. En serio…solo tienes que ver como traducen los títulos
del inglés al español. Es realmente curioso. A nosotros nos encanta. De hecho,
estamos negociando un contrato al respecto. Nosotros haríamos las veces de
traductores y a ellos les dejaríamos la ardua tarea de pensar los títulos de
las segundas partes, porque eso ya sería meterse en terreno farragoso. Además,
se ve que a ellos se les da muy bien.
En fin, que Gru, según el título, seguía siendo un villano.
Y no un villano cualquiera, sino mi favorito, y el tuyo también y no hay más
que hablar. El pobre hombre empeñado en dejar atrás esa faceta de su vida, y
los ponedores de títulos empeñados en recordársela. ¡Así no hay quien cambie!
Menos mal que Gru tiene mucha fuerza de voluntad. Además, nosotros nos encargamos
de hacerle la vida más llevadera. Bueno, nosotros y las tres niñas, sobre todo
Agnes ¿Habéis conocido alguna vez una niña tan felicísima como ella? Es algo
así como la fusión entre un conejito, un arcoíris, un unicornio y un gran vaso
de colacao con grumitos (vale, lo reconocemos, nos gustan los grumitos).
Estamos en negociaciones para aceptarla como miembro de nuestra tribu. Pero Gru
piensa que aun es demasiado pequeñaja.
Esta vez, en el reparto nos acompañaron un grupo de actores
fantasticosos en todas sus proporciones de personajes animados. La más
“requeté”, sin duda, es Lucy. Creo que en su otra vida fue un minion, y
anteriormente, claro está, una patata ¿Cómo si no explicar tanta incongruencia
felicística? Desde el primer momento todos vimos en ella la mejor opción para
Gru. Porque ahora resulta que Gru necesitaba una novia, o lo que es lo mismo,
Agnes necesitaba una madre. Porque los unicornios son bonitos, pero pinchan,
igual que los papás cuando no se afeitan. Por eso todos los niños necesitan una
madre con el cutis terso y suave que les dé un besito de buenas noches en lugar
de un besito de noches rasposas.
Después de Lucy mi preferido es el Macho. Desde siempre
había admirado a esta leyenda de la villanía mundial. No se puede ser más macho.
En serio, hay que ser muy macho para que te llamen el Macho. Y no digo más.
Cuando me dijeron que iba a trabajar con nosotros por poco me da un patatús,
literalmente, pero eso no hubiera sido muy macho por mi parte. El que no me
hacía mucha gracia era su hijo Antonio ¿Qué se cree? ¿John Travolta? Pues no
señorito. Menos mal que Gru ya se encarga de alejarlo de Margo. La que nos
hubiera caído encima con un mocoso repeinado como ese en la familia.
Y qué decir de Gru. Aunque no sea una nueva incorporación es
como si fuera alguien nuevo. Ya no piensa en robar astros ni planetas, ni si
quiera en robar una uva de ese racimo que sobresale de la caja de fruta del
supermercado. Ahora es un padrazo bonachón y campechano que se dedica al
negocio de las mermeladas. A nosotros este cambio nos encanta. Eso de trabajar
con frutas y azúcar es realmente pringoso y, como todo lo pringoso,
divertidísimo. Además, Gru siempre nos deja hacer un poco lo que nos da la
gana. Y si no nos deja, lo hacemos igual, porque somos así de chulos y
adorables.
No puedo terminar mis reflexiones sin nombrar al doctor
Nefario. Pese a sus horripilantes mermeladas de asquerosos y vomitivos sabores,
siempre tendrá un hueco en nuestros corazones. Unos cuantos pedos en su honor
no bastan para demostrar todo el aprecio que le tenemos a este viejecito miope.
Total, que nos lo pasamos mejor si cabe que la primera vez.
Creo que se nota ¿no?
Dicho esto, espero haber resuelto levemente vuestras dudas.
Yo las mías no las he resuelto, porque sin misterio la vida sería muy aburrida.
Es por eso que hablamos de una forma tan pintoresca que, si lo piensas, tiene
más sentido que algunos idiomas de esos que usáis vosotros, porque, ¿Quién es
capaz de entender el chino, el japonés o e alemán? Aunque no hace falta irse
tan lejos para encontrar a gente que parece que se ha quedado atrapada en la
cena de Navidad, en la parte de los turrones y los mantecados. Sin embargo ese
tipo de gente nos fascina. Porque no hay nada que más nos guste que las cosas
sin sentido, las incoherencias y las situaciones absurdas.
Ya es hora de despedirme, pero como dicen en las películas,
esto no es un adiós, sino un hasta pronto (cuando uno entra en el negocio del
cine se vuelve muy peliculero). Nos vemos en el 2015. Y esta vez, nosotros
solos. ¿Serás capaz de resistir tanta felicidad? Vete preparando. Estás
avisado.
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