LOS
CROODS (2013) KIRK DE MICCO Y CHRIS SANDERS
Valoración: 3.5 sobre 5
EN
BUSCA DEL VALLE ENCANTADO DE LA EDAD DE FUEGO
Por Lucía Pérez García
Desde que Piecito se salvara de
la extinción, todos los personajes animados, de una u otra manera, han seguido
sus huellas para encontrar su propio “valle encantado”. Y es que las huellas de
un diplodocus son demasiado grandes y profundas como para desaparecer en el
tiempo.
En la época de los Croods, vecinos
del Jurásico, se ve que el rastro aun estaba fresco. Y claro, cuando el mundo
se viene abajo en una de sus tantas rachas apocalípticas, lo correcto, según el
manual de supervivencia de los dibujos animados, es echarse a caminar “hasta el
infinito y más allá” en busca de la tierra prometida. Qué más da que no se
tenga el calzado adecuado, una caja de compeed para las ampollas o algo de
comida y agua por si nos pica el gusanillo, a veces literalmente. Allá se
aventuran los intrépidos personajillos, listos para vivir las más disparatadas
locuras.
Y sí esto no es así que se me
caiga el cielo encima, que yo ya tengo preparada mi mochila por si algún día
tengo que salir pitando hacia mi propio mundo paralelo supercolorido y superestupendo.
Porque en realidad nos encanta, hay que reconocerlo, y a mí la primera.
Pese a esto y algún que otro
tópico (imposible prescindir de ellos), los Croods es una película realmente
divertida; de lo más divertido que ha dado la animación últimamente. DreamWorks
continúa, pues, en su línea (Hormigaz,
Shrek, Madagascar, Kun Fu Panda…). Al igual que los directores Kirk de
Micco y Chris Sanders. El segundo de ellos, procedente de la casa Disney
(guionista de La Bella y la Bestia y El Rey león entre otras y director de Lilo & Stitch), se estrenó en su
nueva productora con Cómo entrenar a tu
dragón. No cabía esperar menos de tan magnífico currículum.
Es genial el diseño de los personajes, sobre todo el numeroso elenco de
criaturillas prehistóricas que pulula a sus anchas por la pantalla, y por la
sala de cine si las vemos en versión 3D (lo cual no es mi caso porque no me
favorecen las gafas). Desde el simpático perezoso Cintu, hasta los cabripollos,
serpientigres e insectielefantes. Todos con sus cabezones y sus ojos
gigantescos, que los hacen tan adorables, y con su propia personalidad
lunática. Con tales bichejos, ¿Quién se resistiría a inventar las mascotas?
La historia está bien y
felizmente contada. Grug y Chico, lo antiguo y lo nuevo, simbolizan la
evolución. Y el resto de los personajes: Eep, la joven rebelde y soñadora;
Tonk, el hijo miedica e inocente; Sandy, la pequeña niña salvaje (de la que cabía
esperar algo más); Uga, la madre comprensiva y Abu, la superintrépida abuela;
la voluntad de cambio de unos hombres que, al quedarse solos en el mundo (el
resto de las familias ha desparecido por diversas causas, cada cual más
extravagante), luchan por sobrevivir en un mundo hostil, el cual terminarán
dominando gracias a la ayuda de la mente abierta y libre de Chico.
También hay que hacer mención a
la música, de un Alan Silvestri (Regreso
al futuro, Forrest Gump, Polar Express, Los vengadores…) que repite una
estupenda partitura. Aunque lo cierto es que en algunos momentos me ha
resultado un tanto familiar. O quizás solo ligeramente convencional. Pero solo
puntualmente.
Sin más, no hay que dejar de ver
esta película de cuando no existían las películas. Aunque con unos minutos más
de duración lo mismo Chico terminaba adelantándose a los hermanos Lumiere… ¡chan,
chan, chan…!
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