Director: Tommy Lee Jones.
Reparto: Tommy Lee Jones, Hilary Swank, Grace Gummer, Miranda Otto, Sonja Richter, David Dencik, John Lithgow, Tim Blake Nelson, James Spader, William Fichtner, Jesse Plemons, Evan Jones, Hailee Steinfeld, Meryl Streep.
Género: Western.
Duración: 122 min.
Valoración 7 / 10
El western no es un género masculino. Hay grandes westerns protagonizados por mujeres: Duelo al Sol (King Vidor, 1946), Caravana de Mujeres (William A. Wellman, 1951), Johnny Guitar (Nicholas Ray, 1954), Cuarenta Pistolas (Samuel Fuller, 1957)…y otros, la mayoría, en las que ellas, desde su modesto segundo plano, son las que mueven los hilos. Véase Caludia Cardinale en Hasta que Llegó su Hora (Sergio Leone, 1968). Mujeres todas ellas diferentes pero con algo en común: la fortaleza y esa enfermedad llamada melancolía que arrasaba esa lejana y solitaria tierra prometida.
Pocas actrices han representado esta melancolía del Oeste como Lillian Guish en Duelo al Sol y Los Que No Perdonan (John Huston, 1960). Ahora Tommy Lee Jones, que parece decidido a ocupar el trono que dejaron vació Clint Eastwood y Kevin Costner, ofrece a Hilary Swank la oportunidad de superarla. Acostumbrada a personajes luchadores (Boys Don't Cry, Million Doral Baby), Swank desborda emoción hasta cuando solo está presente en el pensamiento de otros. Su físico, tremendamente femenino en ocasiones, andrógino cuando se lo propone, encaja a la perfección con la mujer del Oeste. Esa que, como tantas otras mujeres de la época (y aquí hay que nombrar de nuevo a los personajes de Lillian Gish), necesita de la música para superar la pena. Para algo se inventaron los pianos. Esa que se enfrenta sin complejos a la suciedad, el trabajo duro o la enfermedad, pero a la que la soledad le puede. Esa que sin querer, acaba sucumbiendo a la melancolía.
Una melancolía que, si no lleva a la muerte, te arrastra hacia la locura, como a esas mujeres (Grace Gummer, Miranda Otto y Sonja Richter) a las que Swank y el forajido encarnado por Tommy Lee Jones con la misma gracia divina, transportan en un triste carro a la manera de manicomio con ruedas. Solo ellas, incluida la breve pero siempre efectiva Meryl Streep, lo comprenden. Él aprenderá gracias a su compañía.
Falla el final. Extraño, aunque también melancólico, no acaba por redondear la película. Quizás unos minutos menos. Esos en los que la ausencia de Swank se deja sentir. Y, solo levemente, la música de Marco Beltrami. No engrandece y mitifica la situación y el paisaje, sino que se adentra en las profundidades de la locura. Perfecta en ese sentido. Agradable en los créditos finales. Pero a la hora de alejarse de los clichés del género, el silencio es un buen recurso para no desbordarse. Slow West, Fassbenders aparte, o no tan aparte, acertó mucho más en estos aspectos: conclusión, duración y música, ni que decir del pistolero…
Duro y frío, a lo que la fotografía contribuye enormemente. Diferente como lo es cada western, pero con todos sus ingredientes: paisajes eternos e intimidantes, indios (¿no recuerda este plano, y alguno más, a la fordiana Centauros del Desierto?), duelos…y mujeres. Porque el Oeste sería aún más salvaje sin ellas.
Es objetivamente muy buena en muchos apartados, pero a mi no me acabo de funcionar... ese giro te rompe la pelicula por la mitad, no ya solo ya por lo que pasa, sino por que te cambian el punto de vista, que es algo muy extraño que se haga asi, tan a machete, en medio de la narracion y sin que antes hubiera dado muestras de ser una historia narrada desde puntos de vista multiples, sino que claramente ibas con un personaje todo el tiempo, y de repente te lo cambian... no se, se puede valorar lo original y arriesgado del giro, pero tambien pienso que si no se suele hacer asi, es por que quizas no funcione del todo. A mi me saco un poco de la peli
ResponderEliminarCierto. Cuando ella desaparece es cuando todo empieza a ir a peor. A mí me pasó lo mismo.
Eliminar