Reparto: Russell
Crowe, Olga Kurylenko, Jai Courtney, Isabel Lucas, Damon Herriman, Jacqueline
McKenzie, Cem Yilmaz, Ryan Corr, Dan Wyllie, Deniz Akdeniz.
Valoración: 6.8 / 10
MAESTRO DEL AGUA, APRENDIZ DE DIRECTOR
Por Lucía Pérez García
Aún le quedan
muchos pozos que cavar a Russell Crowe para encontrar el torrente de agua que
sacie por completo la sed cinéfila de los espectadores. Cualidades no le
faltan. Buenos maestros tampoco: tiene algo del sentido épico de Ritley Scott, incluso
de su parte cómica; del dramatismo romántico de Ron Howard, de la historicidad
y la técnica de Tom Hooper…pero también tiene algo de sus personajes: la compasión
de Maximo Décimo Meridio (Gladiador, 2000), la valentía aventurera de Jack
Aubrey (Master and Commander, 2003), el empeño del matemático John Nash (Una Mente
Maravillosa, 2001), el instinto paternal y de lucha de James J. Braddock (Cinderella
Man, 2005) y la simpatía de Max Skinner (Un Buen Año, 2006). Pero sobre todo,
tiene ese sexto sentido tan especial de los marsupiales dedicados al arte
cinematográfico que encandila al hemisferio norte. Tiene las herramientas. Pero
todavía están demasiado nuevas para que den los mejores resultados. Necesitan
un poco más de uso.
Recién
estrenadas, las herramientas y la nueva faceta de Russell Crowe han esculpido
una obra que va cambiando conforme la rodeamos y nos colocamos en diferentes
puntos de vista. El armazón y el material son contundentes: la historia es
llamativa y atrayente, y el guión, salvo ciertos tropiezos al inicio y en los
recurrentes flashback moribundos, avanza con seguridad y creciente interés. Las formas, alternantes:
entre transiciones temporales repetitivas y planos valientes y arriesgados. El color, aplastante: paisajes inmensos y
exotismo fascinador. El sonido, en su justa medida: solo donde tiene que estar,
pero demasiado evocador de la memoria y de influencias dispares… ¿me pareció
ver un lindo gatito? Los personajes esculpidos, aprobados, sin más. El
escultor, más que aprobado, pero rozando el notable solo con la puntita del
cincel.
Russel Crowe
no ha perdido el tren de las 3.10, pero todavía no viaja en primera clase. Pero
cuidado, porque tiene una mente maravillosa…los mortales son “arena y sombras”…la
sombra de Russel Crowe es bien grande, y seguro que bien alargada. El tiempo
dirá.
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