Reparto: Kelly Reilly, Greg
Kinnear, Jacob Vargas, Jon Ted Wynne, Danso Gordon, Darren Felbel, Nancy Sorel,
Darcy Fehr.
Valoración: 6 / 10
DEJAD QUE LOS NIÑOS SE ACERQUEN A MÍ
Por Lucía
Pérez García
Érase una vez un niño que estuvo en el cielo. Rozando la
muerte, vivió más intensamente que nunca. Vio a Jesús y se sentó en su regazo.
Llevaba botas y tenía un caballo. Escuchó a los ángeles cantar. Vio cosas que
nadie imaginaba. Vio la felicidad. Pero advirtió Dios que era muy pequeño y lo
devolvió a la tierra.
Sí. El cielo está basado en hechos reales –en este caso
en el testimonio de Colton Burpo-. Como los telefilmes. Está ahí arriba,
vestido de azul, mirándonos con ojos algodonosos de nube. Nos mira
profundamente. Nosotros nos conformamos con ver la superficie y soñar con sus
misteriosos secretos…si alguien se atreve a revelarlos, entonces dejamos de
verlo y de soñar con él. ¿Realidad o ficción? Quizás las dos cosas.
La cuestión da que pensar. La película también. Un pastor
que duda de su propia fe al escuchar los testimonios de su hijo de cuatro años,
pero que a la vez la alimenta gracias a él. Una comunidad religiosa que deja de
confiar en su pastor cuando éste les confía sus dudas. Una familia marcada por
una vivencia especial que no terminan de comprender. Un niño que está
absolutamente seguro y que es totalmente feliz.
¿Quiere Randall Wallace soltarnos un sermón? En absoluto.
Quiere contarnos una historia. Una historia difícil de contar, que podría ser
aburrida si se enfocara de mala manera. Sin embargo, aun teniendo alma de
telefilme, consigue captar la atención de distintas maneras: conmueve, divierte, hace reír,
entretiene e incluso llega a emocionar en ciertos momentos.
Si bien es demasiado simple en su factura, con
recreaciones del cielo un tanto pomposas y teatrales, simbolismos demasiado
obvios (paredes azules, mariposas…), panorámicas de plantaciones interminables
y una música poco atractiva, que no acompaña demasiado; ciertos aciertos del
guión y las actuaciones de Greg Kinnear (Pequeña
Miss Sunshine) y Connor Corum -casi jugando a ser actor-, como Tedd y Colton Burpo, padre e hijo
respectivamente, llenas de frescura y naturalidad -sus conversaciones son el centro de la trama-, transmiten cierto entusiasmo, sobresaliendo por encima de Kelly Reill (El Vuelo) –demasiado
cursi y afectada- y Margo Martindale (Agosto)
–demasiado normal-.
Sin pretensión alguna, ni técnica ni moral, El Cielo es Real se deja ver de
principio a fin, aunque solo sea por curiosidad o por pasar el rato.
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