Reparto: Ralph Fiennes, Tony Revolori, Saoirse Ronan, Edward
Norton, Jeff Goldblum, Willem Dafoe, Jude Law, F. Murray Abraham, Adrien Brody,
Tilda Swinton, Harvey Keitel, Mathieu Amalric, Jason Schwartzman, Tom
Wilkinson, Larry Pine, Bill Murray, Owen Wilson, Léa Seydoux, Giselda Volodi,
Bob Balaban, Florian Lukas, Karl Markovics, Volker Michalowski, Fisher Stevens,
Wallace Wolodarsky, Waris Ahluwalia.
Valoración: 4.5 sobre 5
QUERRÍA RESERVAR UNA HABITACIÓN, POR FAVOR.
Por Lucía
Pérez García
Hay quienes en lugar de hacerse la raya a un lado prefieren
hacerse la raya del bigote. Wes Anderson es uno de ellos. Quien cambia un Niño con Manzana por un Egon
Schiele de los más atrevidos y lo expone a la mirada de tres señoras
recatadas, tocadas al más puro estilo años treinta, merece que lo tilden de bigotudo de lápiz,
como mínimo. Y te preguntarás ¿Qué es un bigotudo de lápiz? Pues eso mismo te
pregunto yo. Wes Anderson podría ser uno de ellos. Su personaje, Zero Moustafa,
sin duda, lo es. Puede ser un adjetivo absurdo. Bigotudo de lápiz…¡Qué caraj…!
Pero solo uno de ellos podría hacer una película como esta. Estoy deseando que
llegue el verano para reservar habitación en el Gran Hotel Budapest.
No me importa lo hortera que sea la habitación, lo
desproporcionado del comedor ni el aspecto mugriento de los baños. Por una vez
en mi vida no me importaría pasar frío si a cambio puedo conocer a Ralph
Fiennes, Jude Law, Adrien Brody o a Harvey Keytel. No tiene precio. Con M.
Gustave (Ralph Fiennes) la seguridad de los huéspedes, valga la redundancia, es
está asegurada. Ya puede venir el Apocalipsis. El fin del mundo tendría que
esperar a que nuestro conserje terminase con los planes de su agenda. Hasta los
ángeles trompeteros tocarían música de salón para ambientar el té de las cinco
si algún cliente estuviera en medio de la merienda. Y el conserje, tan
dispuesto él, le echaría dos azucarillos y se lo removería delicadamente al
ritmo del viento metal. Porque él es así de…no se´. Él es así. Tan elegante, impasible y servicial, como incoherente. El
que en su día fue un paciente inglés, no puede más que conservar la paciencia y
la tranquilidad ante el más universal de los diluvios. Que esa es otra que
contaré otro día.
A nuestro leal, lealísimo conserje le acompaña su fiel
amigo Zero (Tony Revolori). No es un perro, no, es el botones del hotel. Aunque
bien podría ser un Milú acompañando a un TintÍn en su versión hotelera. Juntos
pueden revolucionar el mundo sin despeinarse ni un pelo de la raya del bigote
pintada con lápiz. Incluso pueden permitirse hacer una pausa para tomarse una
copa de vino en la más absoluta de las parsimonias. Y en esas persecuciones por
lugares impensables, como cruzando las viñetas de un cómic, las páginas del
cuento más disparatado o el tablero del Cluedo; todo se pasa en un abrir y
cerrar de ojos. Ni al niño con manzana, el pobre, le da tiempo a dar más de un
bocado a esa fruta verde que resalta sobre el rojo desconcertante de las
paredes del hotel. La risa y la pasmosidad le impiden masticar.
Y el resto, pues también. ¿También qué? También son tan
surrealistas como los dos protagonistas. Nadie se salva en esta rematada película
rematada y extrañamente feliz. Herencias, robos, fugas carcelarias,
persecuciones, intrigas…y todo contado por alguien a quien un tercero le había
contado su historia. Luego Wes Anderson nos la contó a nosotros con su peculiar estilo. Un me
contaron, que le contaron, que le contaron, que le pasó.
Y luego vengo yo y
te la cuento a mi manera. Si te ha parecido absurda, deberías probar a ver la
película. Te aconsejo que lleves dinero de sobra y el equipaje preparado,
porque terminarás pasando la noche fuera de casa, allá en las recónditas
tierras de Zubrowka. Yo os escribo desde allí, porque ya no me quiero volver.
Genial critica ¡¡ has sabido transmitir perfectamente el espíritu de Gran Hotel Budapest.
ResponderEliminar¿No te encantaría pasar allí las vacaciones ahora que se acerca la Semana Santa?
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