Reparto: Veerle Baetens, Johan Heldenbergh, Nell Cattrysse, Geert Van Rampelberg,
Nils De Caster, Robbie Cleiren, Bert Huysentruyt, Jan Bijvoet, Blanka Heirman.
Valoración: 3.5 sobre 5
ARRIBA Y ABAJO
Por Lucía
Pérez García
Como la peor etapa del Tour de Francia pero en versión
emocional. Subidas verticales y bajadas empinadas. De cada dos lágrimas, una es
de alegría y otra de pena. Una película bipolar en su acepción más radical.
Es la historia de dos personas. Dos artistas. Un músico y
una tatuadora reconvertida en cantante. Didier, un barbudo apasionado del sueño
americano con un banjo. Y Elise, una rubia risueña que lleva su vida dibujada
en la piel. Unen sus voces a ritmo de bluegrass y sus vidas con un lazo humano,
Maybelle. La música country en su versión más pura: felicidad en su grado
máximo. Hasta que la enfermedad acaba con esa pureza. El cáncer se lleva a
Maybelle. Y Maybelle se lleva la alegría. Es entonces cuando todo empieza a ir
cuesta abajo. Muy abajo. Y cae en redondo, cerrando el círculo: Broken Circle Beakdown.
Pero antes de cerrar el círculo hay que dar muchas
vueltas. Flashbacks y flashbacks que, sin orden, pero con mucho concierto de
por medio, van uniendo esta historia de amor-desamor-amor. Desde los primeros
encuentros de la pareja. Tan felices. Tan llenos de vida. Hasta los momentos
más tristes en el hospital. Tan depresivos. Tan muertos. Unas puntadas por aquí
y un remache por allá. Todo queda claramente unido en su desorden. Pero las
uniones se van haciendo cada vez más flojas y al final el remate no queda todo
lo bien cosido que debería. Demasiado discurso político y religioso. Demasiado
drama estrafalario. ¿Dónde quedó la música? En la sirena de una ambulancia. Una
sirena que, cuanto más se aleja, más grave suena. Hasta desafinar.
Sin embargo, Alabama Monroe -un título que tiene su
porqué- es una película que se ve de corrido y te deja casi exhausto de tanto
va y ven de sentimientos. Con una fantástica y pegadiza banda sonora llena de
canciones al más puro estilo cowboy americano. Botas y sombreros de vaquero en
medio de una Bélgica fría. Y un grupo de melenudos encantadores cantando
canciones de leones que duermen por la noche en medio de la jungla.
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