Por Lucía Pérez García
Cuando los animales conquistaron la animación, allá por los tiempos del primer Mickey marinero, incluso antes, cuando un gato llamado Félix se paseaba por las pantallas del cine silente; se abrió ante nosotros un mundo paralelo donde cada uno podía verse reflejado en una criaturilla, y cada criaturilla adquiría el carácter de una persona. Este nuevo mundo hecho de dibujitos absorbía tanto las miradas de los niños como las de los mayores. Los primeros querían hablar con sus adorables mascotas. Los segundos habían encontrado su reflejo más humano. Las fábulas, esos cuentos tan antiguos como la misma historia, empezaron a moverse gracias a la magia del cine.
Disney, viendo como su pequeño ratón se hacía un hueco en los corazoncitos universales, decidió que así era como quería que fuera todo. Porque no hay nada más gracioso que un animalito cabezón de ojos enormes y patitas diminutas. Porque no hay nada más tierno. Nada más carismático. Nada que cause tanta compasión y que despierte tantas emociones. Los animales se extendieron por el celuloide hasta dejarlo lleno de pelos.
Dentro de este mundo paralelo existen distintos apartados, o países. Aquellos en los que los animales hablan por su cuenta sin ser entendidos por los humano (en plan Toy Story) como es el país de Bolt. Los habitados por humanos que hablan con pajaritos, ratones y otros seres diminutos, donde residen princesas como Blancanieves y Cenicienta. Los que tienen como principales ciudadanos a los animales y sus mascotas humanas, véase El viaje de Arlo. Y los que son completamente animales, como el bosque de Robin Hood o, más claramente, Zootrópolis, capital animal donde las haya.
Zootrópolis es la versión mamífera exacta de nuestra sociedad contemporánea. Además del inebitable "Puedes conseguir todo lo que te propongas", tiene los mismos valores y los mismos problemas. Tan actuales como la igualdad, entre especies y entre machos y hembras (zorro y conejo al fin compinches de aventuras, refutando los miticos cuentos). Tan universales y eternos como la amistad, las falsas primeras impresiones, y ese dicho popular de no te fíes de las apariencias. Y tan desesperantes como las colas causadas por la maldita burocracia. Por tener, tioene hasta una versión gacela de Shakira (que podía haberse quedado en casa con la versión ¿ñu? de Piqué). Pero lo que más tiene es el humor de reírse de los animales mismos y de los mismos humanos, cine incluido.
Desde hoy mismo, hemos resuelto el problema de porque los funcionarios son tan lentos, porque los perros tan ruidosos, porque los zorros tan astutos y las comadrejas tan listillas. Y lo más importante, hemos descubierto que Marlon Brado no está muerto, es una mofeta… Bienvenidos a Zootrópolis: Hakuna Matata.
Valoración: 7.5 / 10
ZOOTRÓPOLIS, “ZOOTOPIA” (2016)
Director: Byron Howard, Rich Moore y Jared Bush
Género: Animación.
Duración: 108 min.
Zootopia nos deja enseñanzas en las cuales reflexionar y aunque sea una Película para niños nos divertimos los no tan pequeños, la recomiendo ampliamente, la vi con mi sobrina y la disfrute, me parece que fue un acierto en la carrera de Shakira que participara; los problemas y la forma de vida nos parecen tan familiares, me sentí identificada con la oficial Judy Hopps que debe romper todos los paradigmas y luchar por alcanzar su sueño y el respeto de sus compañeros, creo que todos pasamos por esa etapa, le doy un diez a la escena de los perezosos que asemejan a los trabajadores de oficinas públicas, es desesperante pero divertida.
ResponderEliminarLa escena de los perezosos es buenísima. Cuando nos vemos reflejados en los comportamientos animales nos damos cuenta de muchas cosas.Y los niños entienden mejor todo. Y si además te lo pasas bien, pues mejor que mejor.
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