Por Lucía Pérez García
Hay que ser increíble e inmensamente feliz para hacer una película como La oveja Shaun. Hay que ser tremenda y enormemente feliz para describir la felicidad sin palabras. Hay que tener toneladas de felicidad en los bolsillos para hacer de una oveja la mismísima imagen de lo que es ser feliz. Feliz es la palabra, con mayúsculas.
El stop Motion tiene sus peculiaridades. Una de ellas es la posibilidad de crear magia. La otra es su especial expresividad. El estudio inglés Ardman Animations, responsable de Chiken Run: Evasión en la granja y Wallace & Gromit, es todo un experto. La plastilina cobra vida en sus manos. Y, lo que es más importante, se recubre de felicidad. La técnica del Claymotion no tiene secretos para ellos. Tal es la maestría con la que manejan a sus maleables personajes, que no tienen necesidad de recurrir al lenguaje. La expresión lo dice todo. Si al verlos no te entran ganas de espachurrarlos, es que no eres feliz.
Entre las creaciones de estos ingleses, la oveja Shaun se lleva la palma de la felicidad. Es la alegría, no solo de la huerta, sino de la granja entera y hasta de la ciudad. La serie de televisión ya te estampaba en la cara una buena dosis de felicidad. La película te deja con una sonrisa de oreja a oreja para el resto del día.
Hemos visto mil veces los intentos de los animales de escapar de su monótona vida de corral. Otra más. Aburrido, pensaríamos. Y encima ni hablan. Aburrido doble. Además son de plastilina. No puede ser más aburrido en la época de la animación por ordenador y el 3D. Solo una criaturilla tan adorablemente disparatada como la oveja Shaun podría hacernos tragar nuestras palabras. Porque ella sabe perfectamente que el silencio puede hacer reír más que aquellas. En el abecedario de Shaun, solo caben las risas.
Valoración: 9 / 10
LA OVEJA SHAUN: LA PELÍCULA, “SHAUN THE SHEEP MOVIE” (2015)
Director: Richard Starzak, Mark Burton
Género: animación, stop motion, comedia.
Duración: 85 min.
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