Reparto: Chris Evans, Song
Kang-ho, Tilda Swinton, Jamie Bell, Octavia Spencer, Ewen Bremmer, Ah-sung Ko,
John Hurt, Ed Harris, Alison Pill, Luke Pasqualino, Steve Park, Adnan Haskovic,
Steve Park, Clark Middleton, Adnan Haskovic, Paul Lazar.
Valoración: 7.5 / 10
UN TREN SIN FRENOS NI MARCHA ATRÁS
Por Lucía
Pérez García
Vueltas y más vueltas al mundo en una circunferencia
infinita sin frenos. Solo los más osados son capaces de sublevarse y saltar del
tren. Ya lo decía Veronica Roth en Divergente.
En aquel futuro distópico los trenes tampoco paraban. Quizás fueran los
antepasados del motor eterno de este Rompenieves, cuya marcha hacia delante nos
transporta a un futuro aún más futuro y, si cabe, más distópico aún.
Los intentos de acabar con el calentamiento global han
terminado por congelar el mundo. A modo de arca de Noé, los supervivientes se hacinan
en un tren con rumbo fijo pero sin destino, cuyos vagones separan a las
distintas clases sociales-no se sabe cuál de todas más desgraciada-. En la
cabeza, la alta sociedad, que tiene a Wildford, inventor del “sagrado motor
eterno”, como un dios. En la cola, los desahuciados y miserables, cuya única
forma de vida es la supervivencia, cueste lo que cueste.
El director de The
Host nos trae, como si no tuviéramos suficientes otro mundo apocalíptico, esta
vez tomado del Cómic de Jean-Marc Rochette y Jacques Loeb Como todos esos futuros cinematográficos y
literarios, el de Bong Joon-Ho es un mundo catastrófico donde todo ha quedado a
merced de la naturaleza, cuya furia se ha revelado contra el hombre que, el fin
y al cabo, fue su destructor. La humanidad ha quedado dividida en clases, algo
a lo que la ficción se empeña en destinarnos. La clase baja, sucia y de color
tierra y polvo. La clase alta, lujosa y, según el caso, barroca o minimalista. La
clase baja, heroica. La alta, malvada y controladora. En este sentido, no hay
mucha diferencia con el resto de las distopías. Pero aquí es donde entra el
juego el tren. La claustrofobia de un espacio tan limitado y sin una ventana abierta
por donde entre el aire. El siempre hacia delante, a toda velocidad, hacia un
futuro incierto. Los mensajes ocultos. El comportamiento sectario de los
considerados superiores. La frialdad, no solo del exterior, sino de los
corazones. Las historias que la máquina y su constante caminar llevan asociadas.
Los personajes…
Rompenieves es
la primera película en inglés del director y la más cara de la historia de
Korea del Sur, y eso se nota. El diseño de producción, la música de Marco Beltrami, los efectos especiales –que
no llegan nunca a ser exagerados para lo que podría haber sido- y, sobre todo,
el reparto –con Chris Evans haciendo de nuevo de héroe, Tilda Swinton más fea y
malvada que nunca, Ed Harris, Jamie Bell, John Hurt, Song Kang-Ho…-la acercan
irremediablemente al blockbuster. Sin embargo, no es con esta definición fácil
con la que nos debemos quedar. Rompenieves
–una traducción bastante equivocada de cara a difusión- siendo igual, es
diferente. Quizás alguien debería haber colocado un semáforo en algún lugar de
la vía infinita. O, al menos, un radar. O quizás no.
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