Reparto: Anthony Hopkins, Jude Law,
Rachel Weisz, Ben Foster, Moritz Bleibtreu, Jamel Debbouze, Marianne
Jean-Baptiste
Valoración: 4.5 / 10
MEIRELLES NOS INVITA A UNA RONDA EN LA TORRE DE
BABEL
Por Lucía Pérez
García
El
mundo es un pañuelo…un pañuelo sucio y lleno de mocos. Y así, según Meirelles (Ciudad de ángeles, El jardinero fiel),
es el amor en el siglo XXI, verde y pegajoso. Un trozo de papel donde dejamos
nuestras excreciones para luego tirarlo a la basura. Y lo peor de todo es que
los síntomas son tan contagiosos como los de un resfriado…
Un
resfriado que se extiende por todo el mundo, arrasando con todo aquel que se encuentra
en su camino. Todos padecen la misma enfermedad. Se la trasmiten unos a otros
sin preocuparse del mal que pueda causar. Y cuando el mal está hecho, hay que
atenerse a las consecuencias y arreglar el estropicio…
Estropicios
mentales y eróticos es lo que recrea Arthur Schnitzler en sus obras. Unas obras
un tanto freudianas que causaron grandes polémicas en la sociedad alemana de
principios del siglo XX. Por entonces no existían los cleenex y todo el mundo tenía pañuelos de tela bordados que, una
vez usados, se lavaban y quedaban como nuevos. Y dentro de esa discreción no
cabían obras como La ronda (1900),
donde el virus del amor, inmune a los lavados, corría de un pañuelo a otro…
El
otro, the other, l´autre…nadie tiene nombre porque nadie quiere ser el culpable
de la cepa. Y mientras, los pañuelos cuelgan empapados en las ventanas de una
torre de Babel (véanse las similitudes con la película de Alejandro González)
disfrazada de rascacielos. Es fácil subir. Para eso se inventaron los
ascensores. Pero una vez en la cima nadie se atreve a mirar hacia abajo. Siente
vértigo. Entonces se arrepiente y desea no haber ascendido nunca…
Nunca
digas nunca. La ronda se prohibió en sus inicios y hoy ya van dos las adaptaciones
al cine. La historia da tanto juego que la cámara se desboca. Quiere mirar a
tantos sitios que tiene que partirse en dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete,
ocho, nueve…
Nueve
historias que son solo una, porque el mundo es un pañuelo…un pañuelo sucio y
lleno de mocos…
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