Por Lucía Pérez García
Todos los deportistas llevamos dentro un pequeño Eddie the eagle que nos hace soñar con aros de colores, banderas e himnos. Solo algunos consiguen volar de verdad. El resto seguimos soñando. Eddie, cuyo destino era el segundo, decidió convertirse en águila. Trabajo, constancia, sacrificio, sufrimiento y mucha ilusión mediante. Verlo hoy, casi treinta años después, es soñar con él y recordar nuestros más peregrinos sueños.
Eddie the Eagle parece un personaje salido de la factoría Disney. El estudio de los sueños. El lugar donde la más pequeña, peculiar y especial de las criaturas siempre consigue ser la más grande. Donde se llega a través de un camino lleno de obstáculos que se superan a base de valores positivos. ¿No son eso los Juegos? ¿No es eso el espíritu olímpico? Un pequeño Walter Mitty en versión deportiva. Un pequeño Éric Moussambani del esquí. Un cuento. Una fantasía. Un sueño. Nadie creía él. Él creía en todo. Buscó la prueba más fácil, donde no tenía competencia. Pero la más difícil, solo apta para los más intrépidos. Cualquiera salta con unos esquíes en los pies desde 90 metros, aun sin contrincantes. Lejos de su casa, sin dinero, sin un lugar para dormir, con kilos de más y sin experiencia previa, se lanzó a la aventura. Y vaya si se lanzó. Literalmente. Su recompensa no fue el pódium, sino el cariño del mundo entero y el agradecimiento por haber compartido un sueño universal: Calgary, Canadá, Juegos Olímpicos de Invierno de 1988.
La película es emoción de arriba abajo. De la cima de esos 90 metros hasta las gradas del público. Se puede sentir el vértigo. El de la decisión irrevocable de perseguir un objetivo, el del esfuerzo, el de la competición, el de la altura (increíble), el del orgullo y el de la felicidad inmensa. Las lágrimas salen por fuerza. Por la velocidad del viento en la cara. Por la sensación de ser uno mismo el que está cumpliendo el sueño. La omisión los detalles más negativos (el verdadero sufrimiento de Eddie para llegar donde llegó) y el añadido del personaje del entrenador interpretado por Hugh Jackman, suma más que resta. Múltiplica más que suma. No hay cabida para las penas en esta historia cuya misión es elevarnos a alturas insospechadas.
Taron Egerton se convierte en Eddie para convertirnos a nosotros con él. Jackman y su cowboy nevado nos lleva en volandas a esa conversión. Todo está hecho para que una vez acabados los créditos seamos capaces de lanzarnos desde 90 metros: hasta el infinito y más allá.
Valoración: 8 / 10
EDDIE THE EAGLE (2016)
Director: Dexter Fletcher
Reparto: Taron Egerton, Hugh Jackman, Christopher Walken, Matthew Brandon, Ania Sowinski, Mads Sjøgård Pettersen, Tony Paul West, Marc Benjamin, Rune Temte, Tomasz Dabrowski, Austin Burrows
Género: Biopic, deporte, comedia.
Duración: 105 min.
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