jueves, 7 de abril de 2016

# fantasía # terror

CRÍTICA DRÁCULA DE BRAM STOKER, “BRAM STOKER´S DRÁCULA” (1992)

DRÁCULA, DE BRAM… FRANCIS FORD COPPOLA 
Por Lucía Pérez García 



Amigo mío: 
Bienvenido a los Cárpatos. Le espero impacientemente. Deseo que esta noche duerma bien. La dfiligencia sale para Bukovina por la tarde, a las tres. Le he reservado una plaza. En el collado de Borgo le esperará mi coche para traerle casa. Deseo que haya tenido un buen viaje desde Londres y que pueda felicitarse por su estancia en mi hermoso país. 

Amistosamente: 
DRÁCULA 


Drácula nos invitaba así a su casa en el libro de Bram Stoker. Algunos decidieron dar la vuelta obedeciendo los consejos de los lugareños: “¡Noche de Walpurgis!”. Otros, los más valientes y arriesgados, decidimos hacer un visita a este monstruos de vida eterna y colmillos ensangrentados, cuyos buenos modales y presencia enigmática hacen imposible volver atrás. 

Una vez que eres mordido por una criatura de la noche te entran unas ganas tremendas de más. Empiezas a buscar en el “ataúd de los recuerdos”. Invocas a Méliès y su Le manoir du diable (1896), a Les Vampires (1915) de Louis Feuilalde, al Nosferatu (1922) de Murnau, a Vampyr, la Bruja Vampiro (1931) de Dreyer, a Béla Lugosi y Christopher Lee, a las sombras draculianas de Hammer y Universal… y cuando el ataúd se ha quedado demasiado pequeño y sigues teniendo sed, el cementerio, sus tumbas y monumentos funerarios. Bailas con los seres nocturnos de Polanski, te entrevistas con Brad Pitt, y llegas a los terrenos de Coppola. 

Vino dos años después de El Padrino III. Vino para mordernos con más placer que nunca. Vino para enseñarnos las artes más ocultas y reprimidas. Húmedas. De sangre. Roja. Pasión. Drácula no era tan de Stoker como esclavo de su amor. Era un monstruo sediento de romance… a lo bestia. Miedo más que terror. Miedo a ser seducido. Terror a no soportar los besos sangrientos y las caricias barrocas. A no aguantar la increíble y a la vez dolorosa intensidad de la música minimalista de Wojciech Kilar (¿Existe compositor de apariencia más vampírica?). Música como la mordida de un vampiro. Winona Rider sacó lo más explosivo del nombre de su personaje: Mina. Gary Oldman nos enseñó un gran pelucón rococó. Y Keanu Reeves se arrepintió tarde de lo que todos, incluido el director, nos dimos cuenta en el minuto uno. Aun así nos dio igual. Como todo lo relacionado con vampiros, le seguimos rindiendo culto. 


Pensabas que tras la intensa experiencia quedarías saciado. Craso error. La sangre llama a la sangre. ¿Qué te queda? “¡Déjame entrar!”, suplicas. Necesitas más y más. Las páginas de Anne Rice solo sirven para dejarte más seco. “!Déjame entrar¡”, suplicas de nuevo, está vez en inglés. Se te acaban las opciones. Buffy está acabando con tu especie. Rezas por Ángel. Los hospitales siguen organizando campañas de donación. Ya no sabes dónde buscar. Es entontes cuando, en un arrebato de mono vampírico, decides, con todo el dolor de tu alma, abrir un libro de Crepúsculo. Y es entonces cuando, con todo el dolor de tu alma, descubres que te gusta. A partir de aquí, todo lo que queda es pura adicción: True Blood, Crónicas Vampíricas, Drácula, Being Human… lo tuyo es un problema que no se resuelve con 30 días de oscuridad… ¡Sálvame Blade! 

Tengo sed. 



Valoración: 8 / 10 
DRÁCULA DE BRAM STOKER, “BRAM STOKER´S DRÁCULA” (1992) 
Director: Francis Ford Coppola Reparto: Gary Oldman, Winona Ryder, Anthony Hopkins, Keanu Reeves, Richard E. Grant, Cary Elwes, Sadie Frost, Tom Waits, Bill Campbell, Monica Bellucci, Jay Robinson 
Género: Terror, vampiros 
Duración: 130 min.

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