WHIPLASH (2014) DAMIEN CHAZELLE

Valoración: 8 / 10
LA LETRA CON SANGRE ENTRA
Por Lucía Pérez García
Con sangre, sudor y lágrimas. Literalmente.
Y si no entra, sillazo en la cabeza. Literalmente también. ‘Whiplash’ es tensión,
agonía, impotencia y dolor, pero también esfuerzo, superación, orgullo y
triunfo. ‘Whiplash’ es el tormento y el éxtasis en ritmo sincopado. Es el doloroso
placer del buen jazz unido al lejano recuerdo de su significado primigenio de
esclavitud. ‘Whiplash’ es, literalmente, una experiencia que traspasa la
pantalla.
La atmósfera fría y seria, entre
los nervios del espectáculo, la disciplina de los ensayos y el miedo a fallar,
al fracaso; se difumina con el carácter y el físico (firme, severo, casi
terrorífico y siempre de negro) del profesor Terence Fletcher (J.K. Simmons).
Cada plano se fusiona con la tensión del momento. Tan solo cuando la música fluye
en su más melodioso apogeo se puede respirar, más o menos tranquilo, el poco
aire que la excitación deja entrar en los pulmones y en los músculos exhaustos.
La percusión jazzística da un
nuevo golpe de efecto (después de causar un gran efecto golpeando el subconsciente
de Michael Keaton en ‘Birdman’) erigiéndose como dominadora de una banda sonora
que no puede más que dejarse ver continua y físicamente. No escuchamos la
música, VEMOS la música. Casi no hay espacio para la subjetividad de los
sentidos porque cada nota, cada ritmo y cada compás se materializan en los
gestos y el esfuerzo físico de los personajes, convirtiéndose en protagonistas de un reparto que se deja,
otra vez literalmente, la piel en cada escena.
Es J.K. Simmons y sus brutales
gritos e improperios, Teller y su tenacidad casi suicida, la batería, como un
personaje más, sus vibraciones y la humedad del desfallecimiento: un platillo y
una gota de sudor, un tambor manchado de sangre, un pedal que ya no da más de
sí y unas baquetas descontroladas que en ningún momento piensan en perder el
combate por KO. Y es, por encima de todo, la pasión y el amor por la música.
Hay amores que matan y hay quien es capaz de morir por amor.
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