Animación
Valoración: 6.5 / 10
UN STOP MOTION
MONSTRUOSO
Por Lucía Pérez García
Puede que la historia huela un
poco a queso (porque de quesos va la cosa) y que en algunos momentos te de
cierto no sé qué en el estómago. A lo mejor las criaturillas protagonistas no
son todo lo adorables y carismáticas que se espera de este tipo de personajes,
por mucho que se empeñen en hablar un idioma entre los gruñidos y el minion y
se llamen Atún, Tacón o Chuches. No tararearás la música ni cantarás las
canciones. Y quizás no la guardes en tu memoria como una de tus películas de
animación preferidas. Sin embargo, tiene algo que la hace increíble: un stop
motion que pasa tan desapercibido que por momentos parece que estamos viendo
una película de animación convencional.
La ambientación y los planos
entre lo gótico y el expresionismo, y las casi perfectas expresiones y movimientos de los personajes,
hacen que te quedes impresionado ante lo que puede dar de sí esta técnica tan
especial y la vez tan poco valorada. No es ‘Los Mundos de Coraline’ (Henry
Selick, 2008), pero el estudio Laika demuestra una vez más que con un puñado de
arte, una pizca de ciencia y unos cuantas toneladas de trabajo, tiempo y
paciencia, se pueden hacer cosas mágicas.
No amarás la película, pero te
encantarán los créditos finales.
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