Reparto: Ralph Fiennes,
Felicity Jones, Michelle Fairley, Kristin Scott Thomas, Tom Hollander, Perdita
Weeks, Tom Burke.
Valoración: 8 / 10
CINE DE GRANDES
ESPERANZAS
Por Lucía Pérez García
“Es usted una parte de mi propia vida, parte de mí mismo. Ha estado
usted en cada una de las líneas que he leído, desde que vine aquí por vez
primera […] A estado usted en todas las esperanzas que desde entonces he tenido…en
el río, en las velas de los barcos, en
los pantanos, en las nubes, en la luz,
en la oscuridad, en el viento, en los bosques, en el mar, en las calles. Ha
sido usted la imagen de toda graciosa fantasía que mi mente ha podido forjarse
[…] Estella, hasta al última hora de mi vida, no tiene usted más remedio que
seguir siendo parte de mí mismo, parte del bien que exista en mí, así como también
del mal que en mí se albergue”.
Charles
Dickens. Grandes Esperanzas.
Un Ralph Fiennes barbado y bigotudo nos mira con sus
penetrantes ojos claros y su eterna mirada de buena persona, prestada en esta
ocasión al alma de Charles Dickens. Nos mira y nos hace mirar, porque es
inevitable apartar la mirada. El ritmo pausado, la tranquilidad, la calma; no
parecen correr despacio, sino en paz. La cámara se desliza ensimismada. Muestra
solo aquello que es importante y se recrea en los personajes y en el paisaje con
la naturalidad del movimiento humano y el temblor propio de la mano que
disfruta con ella. Cada detalle se cuela en el siglo XIX como si traspasara los
límites del tiempo. Cada plano es como una obra de arte que, reteniendo un
barroquismo elegante, se convierte en un cuadro realista, de esos que ya
tendían al impresionismo, pero que temían sobrepasarse.
Así nos cuenta Ralph Fiennes la historia de Nelly Ternan,
una chica de dieciocho que amó y fue amada por el escritor inglés, pero que
permaneció siempre en un segundo plano. Tan secundario, que el tiempo al hizo
invisible, hasta ahora. Dos personajes que son como uno solo. Cada cual más
protagonista. Dickens (Fiennes), rodeado de una atmósfera de éxito, pero hombre
de carne y hueso, al fin y al cabo, con sus cualidades y sus defectos Y Nelly
(Felicity Jones), de una seriedad tan pasmosa como expresiva. Comprensiva,
sufrida…enamorada. La relación entre ambos se construye lentamente. Todo es
calma. Las miradas, los besos, las caricias, los movimientos…el amor parece
cimentarse a cámara lenta y complacerse en la belleza de cada segundo. Y es ese
saber captar la delicadeza lo que revela la sensibilidad de Fiennes y las
grandes esperanzas que desde ahora podemos albergar en sus futuros proyectos como
director y actor.
Charles Dickens fue un genio en lo suyo. Y Ralph Fiennes,
al meterse en su piel, parece haberle robado un trocito de talento.
“Un maravilloso
hecho para la reflexión, es que cada criatura humana es constituida para ser un
secreto profundo y un misterio para los demás”.
Charles Dickens
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