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miércoles, 17 de febrero de 2016

CRÍTICA ZOOLANDER 2 (2015)

10:14:00 0 Comentarios
LA MIRADA MÁS ABSURDA DE DERECK "STILLER" ZOOLANDER. Y AÚN ASÍ, ES DIFICIL RESISTIRSE. 
Por Lucía Pérez García 



Más absurdo cuanto más lo piensas. Y si lo piensas, es absurdo. Al final, vale más no pensarlo y dejarse llevar al absurdo que convertirse en un ser absurdo que piensa mientras ve una comedia de Ben Stiller. No es la mejor (Ese puesto sin duda se lo lleva Tropic Thunder), pero sigue la línea de la risa por incontinencia de tonterías asociada con la cara de Stiller y, en este caso, con su “Blue Steel”. 

La parodia elevada a la máxima potencia, con cumbres como el anuncio mitológico de perfume, las cicatrices o las bromas con la muerte de Justin Bieber. Decenas de cameos. Decenas de estupideces. Decenas y decenas de…más estupideces. Decenas de razones por las que Penelope Cruz debería hacer solo comedia. Un malo que no. Un hijo que medio qué. Un final que tampoco del todo. Una secuela que no supera a su predesora. Menos mal que Derek y Hansel solo decepcionan como modelos. Menos mal que hay sandeces y boberías como esta, incoherentes y disparatadas, aptas para momentos de relax mental e, incluso mejor, para cuando el cerebro está a tope y pide una dosis de disparates. Sí, me gusta Ben Stiller y su "Blue Steel". 



domingo, 29 de diciembre de 2013

CRÍTICA LA VIDA SECRETA DE WALTER MITY, “THE SECRET LIFE OF WALTER MITTY” (2013)

0:35:00 2 Comentarios
LA VIDA SECRETA DE WALTER MITY, “THE SECRET LIFE OF WALTER MITTY” (2013), BEN STILLER

Reparto: Ben Stiller, Kristen Wiig, Adam Scott, Patton Oswalt, Shirley MacLaine, Kathryn Hahn, Sean Penn, Finise Avery, Joey Slotnick, Toshiko Onizawa, Adrian Martinez

Valoración: 4.5 sobre 5


FELICES SUEÑOS
Por Lucía Pérez García

Compadezco a todos aquellos que no sueñan despiertos, a esos que nunca han estado a punto de morir atropellados por estar en su mundo mientras cruzan la carretera, a esos, en definitiva, que se autoproclaman “realistas”. A todas esas personas, les acompaño en el sentimiento, porque nunca sabrán lo que es ser feliz.
Al resto, a los que cada día viven sus propia aventura, ya sea aquí al lado o en el Kilimanjaro; a los que tenemos el orgullo de considerarnos surrealistas, tengo el gran placer de presentarles a Walter Mitty.


Me da igual que tenga poco o nada que ver con la película de Norman Z. McLeod y con el relato de James Thurber. Me da igual que Ben Stiller no sea Danny Kaye. Me da igual todo, absolutamente todo, si a cambio me regalan uno de los ratos más felices y emocionantes de mi vida cinéfila y, porqué no, de mi vida en general, y aquí entran la real y la imaginaria.


Aquí no vamos a encontrar poketa, poketa; ni canciones alocadas interpretadas a base de muecas y honomatopeyas; ni ese toque de screwball comedy tan a lo Danny Kaye. Pero no por eso la película resulta decepcionante. Al contrario. Sustituye esos elementos por otros no menos sugerentes: maravillosos planos de no menos maravillosos paisajes, maravillosamente fotografiados por Stuar Dryburgh; la música de Theodore Shapiro que, combinada con tales maravillas, te pone los pelos de punta; un Ben Stiller aventurero y enamorado que corre tanto como sueña y sueña tanto que al final consigue hacer realidad sus sueños; un Sean Penn efímero y omnipresente que nos descubre la verdadera belleza y un final de esos que te hacen sacar el pañuelito, por si acaso. Si nunca has llorado de felicidad, realmente no sabes lo que es llorar. Esta es una buena oportunidad para averiguarlo.


El cambio en la trama, transportandola a la actualidad, no chirría tanto como cabía esperar. En lugar de una empresa de historias gráficas, tenemos la revista Live; en lugar de un cuaderno negro y las joyas correspondientes, tenemos un misterioso negativo perdido; y en lugar de Virginia Mayo, tenemos a Kristen Wiig. Walter Mitty es un poco más serio y su madre, una mayor pero exactamente igual de genial Shirley McLaine, un poco más dulce. Muchas cosas son diferentes, pero lo diferente a veces termina siendo especial. Tan solo el jefe barbudo conseguira irritarte, pero no hay nada que Walter Mitty no pueda solucionar.


Ben Stiller hace las veces de Frank Capra y de James Stewart al mismo tiempo. Y cuando aquellos dos se juntaban, no podía más que salir un canto a todo lo bueno que hay en este mundo y que la mayoría de la gente no es capaz de ver. Recordando cualquiera de sus películas, uno se vuelve un poco más bueno y, por consiguiente, un poco más feliz. Y eso es lo que pasa cuando vemos a Ben Stiller volar por los aires, nadar entre tiburones o patinar por carreteras perdidas del más recóndito lugar del planeta. No será ésta una película de Oscar como lo eran las de Capra, pero no hay premio más grande que esta invitación a soñar.



Ya lo decía Peter Pan: “si a caso quieres volar, piensa en algo encantador