Reparto: Diane Kruger, Dany
Boon, Etienne Chicot, Yoli Fuller, Robert Plagnol, Alice Pol
Valoración: 8.5 / 10
UN PEQUEÑO PASO PARA EL HOMBRE, PERO UN GRAN PASO PARA LA “FELICIDAD”
Por Lucía Pérez
García
Yo quiero ser tan alta como la luna, y después de ver
esta película todavía más. Será previsible, típica, tontuna y todo lo que ustedes quieran, pero
pocas veces sale uno tan feliz del cine como lo hice yo ayer después de ver Llévame a la luna. Y es que en la hora y
cuarenta y cinco minutos que dura la película estuve, no solo flotando por la
luna, sino escalando el Kilimanjaro, dando una vuelta por Moscú y visitando las
iglesias góticas de París. Por eso, cuando abrieron las puertas de la sala, lo
primero que hice fue mirar al cielo y fijar mi objetivo: ¡Hasta el infinito y
más allá!
Puedo parecer algo exagerada pero para mí ha sido una de
esas sorpresas inesperadas que de vez en cuando te da el cine, como me pasó,
por ejemplo, con Un lugar donde
refugiarse. En principio pensaba ver Ahora
me ves (próximamente), pero por casualidades de la vida (y porque tenía un
2x1 para verla) decidí probar suerte con esta primero. Y vaya si tuve suerte.
Todavía me dura la felicidad.
Aun así, reconozco que no es una película de Oscar, ni
mucho menos, pero cumple completa y eficazmente con su objetivo, que no es otro
que el de hacerte reír y pasar un buen rato. A veces hay que dejar de lado los
aspectos formales y dejarse llevar. Por eso no me importa que Alice Pool
sobreactúe y camine como una gallina, que Dany Boon (Bienvenidos al norte) haga el mismo papel de siempre, que muchas de
las situaciones sean totalmente previsibles, etc, etc…me quedo con el cambio de
Diane Kruger (Troya, Malditos bastardos),
las historias absurdas que le acurren a los protagonistas (mucho mejores
incluso que las tomas falsas de los créditos), los fantásticos paisajes
africanos, los muñecos-rata de ojos gigantescos (buenísimos)...y, sobre todo,
con la felicidad que despide toda la película a pesar de lo mal que se lo hace
pasar Kruger al buenazo de Boon.
Al final todos son felices y comen perdices (y otras
cosas más asquerosas). Y yo más que nadie. Totalmente recomendada. Olvídense
por un día de tanta película de terror y de zombis y decídanse por una opción
más agradable. Prometo (a no ser que no le gusten las comedias o las películas
románticas, aunque en tal caso no creo que estuvieran leyendo esta crítica) que
no se arrepentirán.
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