OBLIVION (2013) JOSEPH KOSINSKY
Reparto: Tom Cruise, Nicolaj Coster-Waldau, Morgan Freeman, Olga Kurilenko, Melissa Leo.
Valoración:
2 sobre 5
APOCALIPSIS…
¿NOW?
Por Lucía Pérez García
No entiendo esa obsesión compulsiva de destruir la tierra y
acabar con la humanidad. Y lo que tampoco entiendo es porque la exclusiva del
fin del mundo la tiene que tener siempre Nueva York. ¿Es que el resto del
planeta no tiene derecho a protagonizar su propio apocalipsis? Pues parece ser
que no (España al menos está visto que no tiene mucho que decir al respecto…y
hasta aquí puedo leer). Ellos sabrán. Fueron los últimos en incorporarse al
mapa y serán los primeros en ser borrados del mismo. Es lo que tiene ser una
gran ciudad, que los meteoritos y los extraterrestres impactan antes en un
rascacielos que en una casita de pueblo, por aquello de la altura…o del dinero.
En fin, que no hemos salido aun del calendario maya cuando ya no están
bombardeando con nuevas profecías. Qué cansinos.
La película, en principio, tiene buenas intenciones. Pero
una intención, para que sea buena, tiene que ser clara. Porque una intención
borrosa es no es más que un tachón, que deja entrever lo que hay debajo, pero
no deja entenderlo. Y es que aquí, por mucho que te machaquen con explicaciones
filosóficoéticomorales, una de dos, o acabas hecho un lío, o terminas echándote
una siesta, a lo cual contribuye bastante el gris azulado del paisaje y la
desesperante lentitud de la acción. Aunque con la estrafalaria música
cibernética y los monótonos pi-pi-pi de las maquinas futuristas (espero que no
futuribles), no es tan fácil conciliar el sueño.
En mi caso, como tengo el sueño ligero y no puedo dormir
sentada, no he tenido más remedio que pasarme las dos horas que dura la
película (si…dos horas enteritas con sus 120 minutos) buscando algo con lo que
entretenerme mientras le daba vueltas a la cabeza. Y el caso es que lo
encontré. Y menos mal, porque un poco mi cerebro crea su propio apocalipsis
mental.
El caso es que, siendo yo poco partidaria de los efectos
especiales modernísisisisismos con los que nos bombardean ahora continuamente,
creo que, en este caso, son precisamente lo mejor de la película. Y no es de
extrañar cuando descubrimos que el director de fotografía es Claudio Miranda,
reciente ganador del Oscar por La vida de
Pi, y que el mismo director, Joseph Kosinsky, proviene del mundo de la
arquitectura.
Sin más, y dejando de la lado las comparaciones y
similitudes (pues no acabaríamos nunca), solo queda esperar que nuestro futuro
no esté en manos de esta versión reencarnada del “equipo actimel”. ¡Sálvanos
Dios mío!…que diga, ¡sálvanos Morgan Freeman!
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