Reparto: Javier Cámara, Raúl Arévalo, Carmen Ruiz, Tammy Blanchard, Sarah
Sokolovic, Gloria Muñoz, Juan Villareal.
Valoración: 6.5 / 10
NO TAN INESPERADA
Por Lucía
Pérez García
Cosas de la vida que no se esperan, o que no se esperaban
hace tres días: películas españolas, españolas de verdad, que abarrotan los
cines y sobreviven incluso a los tsunamis. Españoles que se ponen su
españolidad por bandera y la pasean con orgullo. Las nuevas españoladas son
capaces de vencer al Capitán América, a Spiderman y a cualquier superhéroe que
se ponga por delante. Sino que se lo digan a Carmina, la nueva superheroina
nacional.
Pero, con perdón de Carmina, hoy no toca hablar de ella,
sino de Juanito y su primo, de Javier Cámara y Raúl Arévalo, el hombre sin
nombre al que no le debe resultar extraño eso de hacer de primo.
Juanito vive en
Nueva York desde hace diez años. Tenía un sueño. No se cumplió y vive como
puede de su vocación de actor. Un día le llega una visita inesperada: su primo –acompañado
de un regimiento de lo más goloso: Cola Cao, galletas Príncipe, Jamón…-, un
hombre tan complejo como simple, que ni él mismo sabe qué hacer con su vida.
Ahora las dos vidas de juntan y la vida en general se revuelve y se hace
inesperada. El problema es que para el espectador el final no es tan
inesperado. Ya se venía intuyendo, pero tampoco importa demasiado.
Medio comedia, medio no sé qué, La Vida Inesperada es una película agradable, a ratos divertida, a
ratos entrañable, a ratos inquietante. Y lo de inquietante no es porque tenga
alma de thriller, ni mucho menos, sino porque el empeño de rodarla medio en
español, medio e inglés no funciona, sobre todo si luego doblan las partes en
inglés. Los actores españoles doblados por ellos mimos tienen un pase, pero el
doblaje de los actores americanos canta, demasiado alto. O se hace todo en español
o todo en inglés, o se subtitulan las partes en otro idioma, pero esto que han
hecho suena algo a chapuza.
Quitando los problemas de bilingüismo, la película tiene
muchas cosas positivas. Las interpretaciones: Javier cámara en pleno apogeo,
estrenando Goya; Raúl Arévalo más que aceptable dentro de un personaje de
personalidad complicada y Gloria Muñoz que parece salirse de la pantalla del ordenador
en el que está encerrada y sin la que la cosa no tendría ni la mitad de gracia.
También es interesante la dirección artística, porque tan fácil como hacer maravillas
en una ciudad tan cinéfila como Nueva York, hubiera sido caer en el tópico y
las referencias. La fotografía, como no, de Kiko de la Rica. Que no falte. Y
bueno, un guión, firmado por Elvira Lindo, aquella de Manolito Gafotas, que a
falta de ciertos detalles que lo hicieran algo más dinámico e “inesperado”, se
deja ver con cariño.
La sensación que te deja no es inesperada. Vas pensando
que te va a gustar, y sales pensando que te ha gustado.
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