Por Lucía Pérez García
Me gustaría poder escribir una crítica azul. Alejada de tintas de bolígrafo o tonos de fuente. Yo quiero escribir con el mismo color con el que Kieslowski filmó el primer capítulo de su trilogía. Con el mismo con el que el autodidacta Zbigniew Preisner compuso la “Canción por la unificación de Europa”. Con ese con el que Juliette Binoche salía de la piscina y no lloraba. Era el agua.
Seguramente no lo consiga. Demasiadas palabras. Querría que al pasar tu dedo por la pantalla aparecieran las líneas en tu cabeza. Como al pasar el dedo por el pentagrama la música brotaba en el cuerpo entero de Julie y se traspasaba al nuestro. La vía de transmisión metadiegética debía ser, sin duda, azul. Yo aún sigo buscándolo.
Doy libertad a mis pensamientos para que naden hacia el fondo y vuelen hacia el cielo. Se abandonen a sí mismos para alcanzar su plena consciencia y su autorrealización. Libertad. Si alguna vez la imaginé antes de ver esta película, tenía un color diferente. Ahora es indiscutiblemente azul.
La luz deja de ser transparente porque mis ojos la miran de otra manera. Eso es lo que quiero describir. Como un trozo de tela teñido intenta escapar del mástil y unirse al viento para que un director polaco lo invente y lo convierta en cine. Para que el mismo Kieslowski, tantos años unido al movimiento moral de su tierra, amplifique su lente, la misma con la que contaba las realidades del este, y escale en busca del azul universal. Un azul que no se encuentra en ninguna parte, sino en todas, y se focaliza en la mirada de Julie Vignon. Una vez un artista creó el azul Klein. Una vez un cineasta creó el azul Binoche.
Hace unos años Estuve en Lodz (Polonia) buscando el azul en la misma entrada de la escuela en la que Kieslowski sembró su primera semilla de celuloide. No tenía zlotys y no me dejaron entrar. Los euros no eran suficientes. Los bancos estaban lejos. El tiempo corría (tenía que irme a correr) en mi contra. Quizás por eso, a día de hoy, no sea capaz de escribir en azul. La próxima vez lo intentaré con el blanco.
Quise absorberlo todo como un terrón de azucar. Es imposible de una sola vez. Ahora tengo la oportunidad de volver a ver ese mismo azul, pero en grande. Como no pude hacerlo cuando con solo ocho años Spielberg y los dinosaurios lentraron en mi vida. Afortunadamente no en la de Juliette Binoche.
Valoración: 9 / 10
TRES COLORES, AZUL, “TROIS COULEUR: BLEU” (1993)
Director: Krzysztof Kieslowski
Reparto: Juliette Binoche, Benoît Régent, Florence Pernel, Charlotte Vêry, Hélène Vincent, Philippe Volter, Claude Duneton, Emmanuelle Riva.
Género: Drama.
Duración: 98 min.
Un tributo a Kieslowski, a 20 años de su muerte: https://vimeo.com/158854398
ResponderEliminarA 20 años de su muerte, y todos los años que siguen, yo le seguiré haciendo un tributo colorido
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