Reparto: Matt Damon, John Krasinski,
Lucas Black, Frances McDormand, Rosemarie DeWitt, Hal Holbrook, Titus Welliver,
Tim Guinee, Scoot McNairy.
Valoración:7 / 10
E=MD2
Por Lucía Pérez García
Si este hombre fuera una fórmula matemática sería, sin duda,
la de un genio: E=MD2, donde E es igual a ESPECTÁCULO, M es igual a
MATT y D es igual a DAMON. Y, por supuesto, al cuadrado, porque la capacidad de
este actor, guionista, productor…y quien sabe cuántas cosas más (y cuantas
cosas menos por falta de tiempo, porque el tiempo es relativo, pero no eterno),
deja a su indomable Will Hungtin en calzoncillos.
En este caso, produce, escribe (junto con su compañero de
reparto John Krasinsky) y protagoniza una historia que en estos tiempos sonará
familiar a más de uno: la de la difícil relación del progreso con la
naturaleza. Antenas de móviles cancerígenas, centrales y cementerios nucleares
radioactivos y ahora, pozos de gas
natural contaminantes. En realidad es lo mismo. Todos están en la lista negra
del Greenpeace y todos provocan las mismas polémicas. Ni contigo, ni sin ti. Y
detrás, o delante, de toda esta parafernalia verde que te quiero verde, otra historia, la del hombre que lucha entre
el dinero y la moral. Dos dilemas, pues, a la orden del día, que pretenden
hacernos reflexionar.
El reparto, no siendo para nada llamativo a primera vista,
Matt Damon a parte, roza cotas de gran calidad. Son impresionantes los primeros
planos de un Hal Holbrook cuya sinceridad a la hora de exponer sus argumentos
es tan transparente como su mirada. También es destacable el trabajo de Frances
McDorman, que pone una nota de humor, y de John Krasinsky, que de tan
insoportable que es su personaje llega a parecer mediocre, pero que de mediocre
no tiene nada.
Es curiosa la presencia de Danny Elfman, incondicional de
Tim Burton, para componer la música de una película cercana al western. Pero su
capacidad de adaptación a cualquier género y la más que satisfactoria
experiencia al lado del director Gus Van Sant y de Matt Damon en El indomable Will Hunting, con la que
consiguió una de sus cuatro nominaciones al Oscar; hacen de él una elección
acertada. No será una música para recordar, pero es la más adecuada.
Si hay que poner alguna pega, es el extraño giro del guión
(porque nadie es perfecto) al final de la cinta. Cierto es que le da un
puntillo de interés a una historia algo plana, pero los giros de 360º a veces
pueden resultar peligrosos. Mejor limitarse a los 180º que arriesgarse a
salirse de la curva. Aun así, la trama no se desmorona y es que la Fórmula
Damoniana ocurre como en las matemáticas, que el orden del producto no altera
el resultado.
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