Reparto: Jack O'Connell, Domhnall Gleeson, Garrett Hedlund, Jai
Courtney, Takamasa Ishihara, Alex Russell, C.J. Valleroy, John D'Leo, Luke
Treadaway, Spencer Lofranco, Finn Wittrock, John Magaro.
Valoración: 6 /10
UNA CARRERA DE ULTRAFONDO
Por Lucía Pérez García
A sus puestos: se apagan las luces. La concentración es máxima. Me
acomodo en la butaca como si fueran unos tacos de salida. Los interminables
anuncios y trailers no hacen más que elevar la tensión de una sala abarrotada
hasta los topes. Casi estoy a punto de hacer nulo cuando, por fin, con diez
minutos de retraso, empiezan a crujir los avituallamientos salados en forma de
palomitas.
Espero con ansia las carreras,
las respiraciones, las muecas de dolor, los empujones por coger la cuerda, las
victorias y derrotas, las frases de motivación. No tardan mucho en llegar. Y,
como se veía venir, lo hacen en forma de flashback, lo cual me huele, no a
chamusquina, sino a tartán quemado. Lo que empieza siendo la redención deportiva
de un chico de barrio que apunto estuvo de comprobar lo que era ‘La Soledad del
Corredor de Fondo’ (Tony Richardson, 1962), pero que terminó envuelto en una emocionante
vida de ‘Carros de Fuego’ (Hugh Hudson, 1981) con final en ‘Gallipoli’ (Peter
Weir, 1981); acaba, y bien pronto, para no volver hasta un último plano a modo
de guinda emotiva. La vida atlética de Zamperini pasa tan rápido como su última
vuelta del 5000 (56 segundos nada más y nada menos).
Listos: la carrera ha empezado a trompicones, pero siempre hay que
darle unos kilómetros hasta coger el ritmo. Olvido la fase “atletismo” y me concentro
en la siguiente etapa, esa en la que la sed va haciendo mella y, cuando al fin
vislumbras una botella de agua, va el de al lado y te la tira, con la consiguiente
espera agónica hasta el siguiente puesto de gasolina del corredor. Solo los más
fuertes sobreviven y, como no, Zamperini es el más valiente de los últimos
supervivientes, el Tom Hanks de los soldados que, como los ‘Naufragos’ (1944)
de Hitchcock, flotan a la deriva en tiempos de guerra, con el único escenario
de una balsa y la “adorable” compañía de unos tiburones cuyo lema no es
precisamente: “los humanos son amigos, no comida”. En momentos como éstos solo
pienso en tigres con nombre de número infinito.
Ya: y cuando creía que los malos momentos habían pasado… ¡PUM! Llega
el muro y me pego de narices. A partir de ahora empieza lo más duro: sufrir, sufrir
y sufrir. Un sufrimiento que pasa por varios momentos: dolor, agonía, pena, desesperación,
agobio, cansancio, paciencia, impaciencia…las miradas al cronómetro son cada
vez más frecuentes. El tiempo no pasa y, en el que pasa, siempre pasa lo mismo,
una y otra vez. ‘Un Largo Viaje’ (Jonathan Teplitzky, 2013) de torturas interminables
y japoneses ultrasádicos con traumas infantiles. Largo, larguísimo. Dos golpes
son soportables, tres son multitud. Solo falta Michael Fassbender pegando latigazos
para hacer aún más eterna la estancia en el campo de concentración. Más que un
muro, esto parece la muralla china…perdón, japonesa.
Sprint final: momento clilmax de heroicidad superltiva, acompañado
por un tema a lo Vangelis y tres
letreros para contar que pasó con…
Reflexión post-competición: expectativas cumplidas a medias. La
señora Jolie se podría haber ahorrado media hora de torturas. Un golpe bien
dado basta para comprenderlo todo, igual que comprendimos que el chico crecía
en el tiempo de un entrenamiento por una recta arbolada, al modo de Simba
cruzando un tronco mientras entonaba en Hakuna Matata. La economía de carrera
es un factor importante a la hora de rendir al 100% y el descanso es una parte
esencial del entrenamiento.
Parece que coincidimos
ResponderEliminarPues sí, nosotros y unos cuantos más.
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